miércoles, 18 de abril de 2012

TEXTOPATA

Careputita Roja (Parte 1)

Erase una vez una chiquilla llamada Lucinda quien vestía con un trajecito rojo, de largos cabellos rizados y castaños, su belleza era sobria pero su carisma era impactante a primera vista y por alguna razón nunca llevaba puesta ropa interior.

Lucinda vivía en una cabaña al pie de una montaña en un pueblo ruso con su madre María quien en esa mañana de aquel día le había ordenado llevar una canasta con fiambre y medicina para su querida abuelita quien vivía al otro extremo del pueblo cruzando el bosque. Obediente la chiquilla con su vestidito rojo se despidió y fue a cumplir con el recado que le fue decretado.  

María la madre de Lucinda hace quince años atrás era una solicitada prostituta, famosa por sus profundas e insaciables felaciones allá en los alrededores de Moscú. Pero dejo de serlo cuando se entero que estaba embarazada de Lucinda. Ella pensó que lo mejor seria cambia de vida por otra nueva y alejada de ahí mas aun sabiendo que el padre quien era Lobo un asiduo cliente apodado así por ser cazador de lobos y por tener un tatuaje de ese animal en el hombro derecho. Infame por ser catalogado supuestamente como un peligroso hombre acusado de asesino, ladrón y violador.

Campante la dulce Lucinda camina por el espeso bosque cuyo destino es la casa de su abuelita mientras en su andar ella canta Lady Marmalade. La cinta rosa que sostiene sus cabellos se ha quedado en la rama de un arbusto y por el capricho de la naturaleza un vientecillo lo aleja hasta otra rama pero de un cedro, un viejo pero imponente árbol grueso y alto. La chiquilla quiere recuperarlo porque es un apreciado regalo de su abuela así que deja la canasta en el suelo y con sumo cuidado y mediano esfuerzo escala el tronco áspero del cedro.  No mira nunca abajo,  su visión esta en la cinta atrapada por la rama, continua y continua. Entonces cree que ya esta por alcanzarlo así que estira su brazo derecho mientras que con el izquierdo se aferra al tronco. Alarga los dedos de su mano pero solo las puntas logran tocar suavemente la cinta rosa que se resiste a caer. Lucinda hace otro esfuerzo y se posa sobre una rama y así finalmente logra rescatar el obsequio de su abuelita.  Pero gran susto se lleva cuando se da cuenta realmente de lo tan alto que esta del suelo, una caída y podría herirse considerablemente. La pobre chiquilla llora desconsoladamente, sola sobre ese malvado árbol que no la deja irse. Para su suerte un hombre quien pasaba por ahí se percato del sollozar de Lucinda. Se le acerco y la chiquilla raudamente le pidió ayuda para bajar del cedro. El caminante no contesto y se detuvo a pensar. Entonces se alejo del árbol y Lucinda volvió otra vez en llanto. De repente se sintió el pisar agitado en la vegetación del suelo. El hombre venia corriendo y de un salto llego hasta la mitad del tronco del árbol en donde Lucinda estaba cautiva. Le dio una mirada de confianza a la chiquilla y le llamo con la mano. Extraño caminante que no emitía palabra de su boca. Lucinda correspondió a la seña de ayuda y prosigo a bajar de aquella altura. Amarro la cinta fuertemente en sus cabellos. Se sostuvo del tronco con sus dos brazos y sus dos piernas, abriéndolas para aferrarse fuertemente al cedro. Así se deslizo lentamente hasta llegar a donde estaba el hombre. Y este se dio cuenta que Lucinda no traía puesta ropa interior siendo presa de aquel momento el hombre dio vuelta su cabeza mientras que con uno de sus brazos sostenía la cintura de la chiquilla evitándole contacto visual pues estaba nervioso. Y Lucinda se sujeto del cuello del caminante y cuando ambos estaban a dos pies de altura el hombre salto y accidentalmente tiro la canasta con el fiambre y la medicina. La niña agradeció la ayuda al hombre y este con una sonrisa nerviosa le correspondió. El hombre quiso levantar la canasta pero la chiquilla le dijo que perdiera cuidado que ella misma lo hacia. Lucinda se agacho para recoger lo caído y no se percato que estaba enseñándolo todo nuevamente pero el caminante si volvió a hacerlo por lo que esta vez se quedo viendo sin voltear la mirada. La chiquilla se reincorporó del suelo luego se le acerco al caminante y de la canasta saco un pastelillo de carne y le dio como muestra de agradecimiento.  La chiquilla prosiguió a despedirse del hombre diciendo que iba por esta ruta para visitar a su abuelita a lo que el caminante se ofreció para llevarla hasta allá. Este se arrodillo y cargo en hombros a Lucinda. Ella agradeció tal gesto con una de sus encantadoras sonrisas y al parecer se divertía al utilizar a aquel hombre como un burro de carga. Hasta que a la chiquilla le llamo la atención el peculiar tatuaje del caminante y le dijo a este que debe ser un gran amante de la naturaleza y de los animales como para tener un lobo estampado en la piel de su hombro derecho. El hombre asistió su cabeza mientras que con sutileza olfateaba entre las piernas de Lucinda, continuando el camino. 

ROCKFACTORY.BLOG 2012 / EDITORIAL