TEXTOPATA
Careputita Roja (Parte 1)
Erase una vez una chiquilla llamada Lucinda quien vestía con
un trajecito rojo, de largos cabellos rizados y castaños, su belleza era sobria
pero su carisma era impactante a primera vista y por alguna razón nunca llevaba
puesta ropa interior.
Lucinda vivía en una cabaña al pie de una montaña en un
pueblo ruso con su madre María quien en esa mañana de aquel día le había
ordenado llevar una canasta con fiambre y medicina para su querida abuelita
quien vivía al otro extremo del pueblo cruzando el bosque. Obediente la
chiquilla con su vestidito rojo se despidió y fue a cumplir con el recado que
le fue decretado.
María la madre de Lucinda hace quince años atrás era una
solicitada prostituta, famosa por sus profundas e insaciables felaciones allá
en los alrededores de Moscú. Pero dejo de serlo cuando se entero que estaba
embarazada de Lucinda. Ella pensó que lo mejor seria cambia de vida por otra
nueva y alejada de ahí mas aun sabiendo que el padre quien era Lobo un asiduo
cliente apodado así por ser cazador de lobos y por tener un tatuaje de ese
animal en el hombro derecho. Infame por ser catalogado supuestamente como un
peligroso hombre acusado de asesino, ladrón y violador.
Campante la dulce Lucinda camina por el espeso bosque cuyo
destino es la casa de su abuelita mientras en su andar ella canta Lady
Marmalade. La cinta rosa que sostiene sus cabellos se ha quedado en la rama de
un arbusto y por el capricho de la naturaleza un vientecillo lo aleja hasta
otra rama pero de un cedro, un viejo pero imponente árbol grueso y alto. La chiquilla
quiere recuperarlo porque es un apreciado regalo de su abuela así que deja la
canasta en el suelo y con sumo cuidado y mediano esfuerzo escala el tronco áspero
del cedro. No mira nunca abajo, su visión esta en la cinta atrapada por la
rama, continua y continua. Entonces cree que ya esta por alcanzarlo así que
estira su brazo derecho mientras que con el izquierdo se aferra al tronco. Alarga
los dedos de su mano pero solo las puntas logran tocar suavemente la cinta rosa
que se resiste a caer. Lucinda hace otro esfuerzo y se posa sobre una rama y así
finalmente logra rescatar el obsequio de su abuelita. Pero gran susto se lleva cuando se da cuenta
realmente de lo tan alto que esta del suelo, una caída y podría herirse considerablemente.
La pobre chiquilla llora desconsoladamente, sola sobre ese malvado árbol que no
la deja irse. Para su suerte un hombre quien pasaba por ahí se percato del sollozar
de Lucinda. Se le acerco y la chiquilla raudamente le pidió ayuda para bajar
del cedro. El caminante no contesto y se detuvo a pensar. Entonces se alejo del
árbol y Lucinda volvió otra vez en llanto. De repente se sintió el pisar
agitado en la vegetación del suelo. El hombre venia corriendo y de un salto
llego hasta la mitad del tronco del árbol en donde Lucinda estaba cautiva. Le dio
una mirada de confianza a la chiquilla y le llamo con la mano. Extraño caminante
que no emitía palabra de su boca. Lucinda correspondió a la seña de ayuda y prosigo
a bajar de aquella altura. Amarro la cinta fuertemente en sus cabellos. Se
sostuvo del tronco con sus dos brazos y sus dos piernas, abriéndolas para
aferrarse fuertemente al cedro. Así se deslizo lentamente hasta llegar a donde
estaba el hombre. Y este se dio cuenta que Lucinda no traía puesta ropa
interior siendo presa de aquel momento el hombre dio vuelta su cabeza mientras
que con uno de sus brazos sostenía la cintura de la chiquilla evitándole contacto
visual pues estaba nervioso. Y Lucinda se sujeto del cuello del caminante y
cuando ambos estaban a dos pies de altura el hombre salto y accidentalmente tiro
la canasta con el fiambre y la medicina. La niña agradeció la ayuda al hombre
y este con una sonrisa nerviosa le correspondió. El hombre quiso levantar la
canasta pero la chiquilla le dijo que perdiera cuidado que ella misma lo
hacia. Lucinda se agacho para recoger lo caído y no se percato que estaba enseñándolo
todo nuevamente pero el caminante si volvió a hacerlo por lo que esta vez se
quedo viendo sin voltear la mirada. La chiquilla se reincorporó del
suelo luego se le acerco al caminante y de la canasta saco un pastelillo de
carne y le dio como muestra de agradecimiento. La chiquilla prosiguió a despedirse del hombre
diciendo que iba por esta ruta para visitar a su abuelita a lo que el caminante
se ofreció para llevarla hasta allá. Este se arrodillo y cargo en hombros a
Lucinda. Ella agradeció tal gesto con una de sus encantadoras sonrisas y al
parecer se divertía al utilizar a aquel hombre como un burro de carga. Hasta que
a la chiquilla le llamo la atención el peculiar tatuaje del caminante y le dijo
a este que debe ser un gran amante de la naturaleza y de los animales como para
tener un lobo estampado en la piel de su hombro derecho. El hombre asistió su
cabeza mientras que con sutileza olfateaba entre las piernas de Lucinda,
continuando el camino.
ROCKFACTORY.BLOG 2012 / EDITORIAL