martes, 9 de febrero de 2010

LA CASA DE JANE

El Sillón de los Cojines Rojos (2do capitulo)

Del recibidor pasamos a la sala que se dejaba ver con una tenue luz de lámpara y aun costado un enorme sillón blanco adornado con llamativos cojines de color rojo tan intensos como lo estábamos Jane y yo. Ella encendió el televisor y en ese momento pasaban la repetición de Los Soprano una de mis mejores series predilectas justo estaba en la parte en que Tony tomaba un bate de béisbol y lo impactaba en la cara de uno de sus deudores cosa que a Jane no le agrado pero era típico de la historia. Así que ella raudamente cambio de canal y para mi mala suerte se trasmitía Quiero mis Quince un maldito reality de estúpidas y engreídas zorras a quienes también había que agarrar a batazos. Pero nada de eso tenia que estropear la gran noche así que tome a Jane de la cintura y la arroje contra los cojines luego le baje el volumen a la tele. Pasmada me reclama ese salvaje arranque. Yo le digo que me pone de malas ese programa y para armonizar la situación le digo que ni una de esas chicas por mas vestidito y maquillaje se comparan a su lindura.

Ella denota una sonrisa algo sensual por el halago y da el pase a que me le acerque hasta el sillón. Acomodo un cojín debajo de su cabeza para que resalte su boca y le miro sus brillosos labios carnosos. Me quedo en sus ojos y le hago ver como muerdo los míos y yo algo precipitado la empiezo a besar. Para calentarme mas le agarro una nalga y le muerdo los labios y casi sin oxigeno por lo prologando del beso ella retira su lengua de la mía para recuperar el aliento. Echados los dos sobre el sillón ella mete la mano dentro de mis pantalones y se da cuenta que tengo el pito parado e irracionalmente ella lame mis labios con su lengua eso me excita al grado de que yo también le meto la mano debajo de su short y al tocar su braga de algodón me percato de que Jane esta húmeda por lo que ganas no me faltaba de bajárselos y hacerle sexo oral para que se mojara completamente o de metérsela en su boca y venirme en ella. Pero sabía que no podía ir tan a prisa.


Después de tal intenso incidente me levanto y saco los anticonceptivos de mi bolsillo y me meto uno a la boca y con un beso apasionado se lo pongo en su lengua para que se lo tragase porque ese era el punto lógico. Ya que odio usar preservativo aun así estos sean de sabores o colores, ya que nada de eso remplaza al verdadero placer del contacto sin un fastidiosos condón de por medio. Al saber que ella estaba lubricando naturalmente y de que tenía los pezones parados yo sabia de que ya era hora de ir a su habitación y darle la acción que su cuerpo y el mió anhelaban tan urgidamente. Así que la tome del sillón y en mis brazos la lleve cargada hasta el pie de las escaleras ahí se quito el top y con sus finos brazos cubrió sus desnudos pechos, mordió sus labios y me pidió de favor que levantara su prenda y la siguiera hasta su habitación. Atrás quedaba la puerta de la casa y el sillón de los cojines rojos pues la inminente cogida brutal estaba a tan solo unos escalones más.